Blanche - Benvniste, C. (1998) Estudios lingüsiticos sobre la relación entre oralidad y escritura Barcelona, Gedisa
Este texto trata sobre la oralidad y su situación respecto a la “lengua escrita”. Comienza con un panorama histórico, explicando que “[...]circula la idea ingenua de que una lengua existe en tanto que “verdadera lengua” en la medida que es escrita[...]” (Blanche-Benvniste, 1998, p.20), lo cual llevaría a un desprecio de la representación oral (también mencionado en Olson (1998)). Se consideraba que las lenguas puramente orales “exóticas” (para el investigador) tenían un cierto valor, particularmente luego de que se descubrió que poseían gramática y estructura compleja. Pero, en los casos en que hay versiones escritas y orales, lo oral era considerado un añadido.
Esto se debería principalmente a que cuando se estudiaba la oralidad, se hacía con las herramientas que se habían usado para la escritura. Se estaban considerando como idénticas el hablar con el escribir. Esto es un error muy común, (como menciona Olson 1998), pero no lo hace cierto. Como menciona Miras (2000), lo escrito da más tiempo para reflexionar lo que se escribe, para contextualizarlo, para ajustarlo en una estructura lógica.
No tiene sentido comparar un texto reflexionado y pulido con el discurso oral espontáneo. Si se van a hacer comparaciones, deben hacerse sobre objetos similares. La autora hace referencia a esto en el punto siguiente.
Si las herramientas desarrolladas para estudiar lo escrito no sirven, hay que inventar nuevos métodos para estudiar la oralidad. Blanche-Benevniste propone los que ella ha entontrado:
a) Los fénomenos vinculados a la producción de la oralidad: Como se mencionó antes,al hablar, se va produciendo el texto a medida que se va diciendo, con vueltas de clarificación, inconsistencias gramaticales, y otros aspectos que nos horrorizarían de verlo en un texto publicado. Sin embargo, son comunes en lo escrito, en las etapas de borrador. Hoy en día, en el que se suele escribir a computador, es más difícil ver esta relación, puesto que ya no se ven las rayas, las flechas, y las líneas que deshacen dichas marcas que tiene un borrador escrito con lápiz y papel.
Sin embargo, al recordar el proceso de escritura, sigue siendo cierto que el texto "se realiza más bien por aproximaciones sucesivas."(p. 23)
b) Sobre la percepción de la oralidad, se afirma que “[...] más que escuchar, reconstruimos los enunciados.”(p. 24) Según quien habla, el ambiente en que se esta, el tema de conversación, el oyente espera ciertas palabras o ciertos estilos, y adapta lo que percibe en función de las circunstancias.
c) El conocimiento de la gramática ha cambiado debido a los estudios de la oralidad. La entonación y las pausas dan la intención a lo que se está diciendo. O sea, cumplen el rol de los signos no letrados del lenguaje escrito. No significa que sean reemplazables uno a uno, pero el sentido general del mensaje es el mismo.
Para resumir, la autora reafirma que el estudio de la oralidad no es un añadido al estudio de lo escrito, sino que es independiente de esto último. Deben contrastarse los resultados de los estudios de ambos, y así, podría obtenerse un mayor conocimiento sobre la lengua. Esto es porque se estaría estudiando en su totalidad, no solo partes.
Maite:
ResponderEliminarbuena ficha en general, pero a ratos se queda demasiado centrada en las propuestas del texto, y por momentos, haciendo referencia a esas propuestas de modo muy general.
En el segundo párrafo, por ejemplo, yo esperaría saber ¿cuáles eran esas propuestas basadas en lo escrito? ¿Qué consecuencia tenía usarlas aplicada a la oralidad? ¿Por qué es necesario considerar herramientas propias de lo oral? ¿Qué opinión -teórica, metodológica- te merece el planteamiento?, etc. Hay ideas buenas, pero que requieren más explotación...